Hermanos: A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su
prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el "no cometerás
adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás" y los demás mandamientos
que haya, se resumen en esta frase: "Amarás a tu prójimo como a ti
mismo." Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir
la ley entera.
(Romanos 13,8-10).
Hacer las cosas por amor es como un amparo, ya que si ante
los ojos de personas prejuiciosas lo que haces podría estar en contra de su
concepto del bien, lo que debe importar es que lo hiciste por amor.
Cuando Jesucristo curó a un enfermo en sábado (Lucas 14, 1-6)
fue cuestionado por los conocedores de la ley, ya que ese día estaban
prohibidas muchas actividades, como trabajar. Jesús demostró con argumentos que
el amor debe estar sobre de la ley. La prohibición del sábado que en sus
inicios debería ser como un descanso merecido fue corrompida hasta convertirse
en un grillete riguroso.
El concepto del bien y mal, lo que es normal o incluso ético
o valores morales, pueden llegar a ser relativos. Relativos a la región
geográfica, contexto histórico, de manera que lo que es bueno o normal en un país, puede no serlo en otro,
o no haberlo sido años antes. En cambio, el amor siempre es amor, aunque podría
ser relativo en cantidad de una persona a otra.
Los
humanos juzgamos y criticamos por lo que vemos en los actos, pero Dios conoce
lo que hay en los corazones (Proverbios 21,2), y según el
amor con que se actúe es que seremos juzgados.
“Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas,
gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás
con amor”
San Agustín.
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